propone una nueva forma de habitar el conocimiento. Un espacio que respeta el silencio, celebra la conexión y permite que lo físico y lo digital convivan sin fricción.

Este proyecto nace de la necesidad de reinterpretar la biblioteca como un lugar vivo, en constante transformación, donde el aprendizaje se vuelve una experiencia tanto íntima como colectiva.

La estructura, los materiales y la luz están pensados para acompañar el ritmo de quien habita, fomentando la concentración sin aislar, y ofreciendo refugio sin encierro. Alquimia no solo alberga libros o pantallas, sino que se convierte en un puente entre tradición y contemporaneidad, entre memoria y posibilidad.